Cuando entraba la plena navidad en el mes de diciembre, comenzaba a despertarse en mi y en los muchachos de la casa una emoción con un resquicio entre la esperanza y la inocencia, pues construido el pesebre, se daba como un hecho la venida del niño Jesús y con ello la posibilidad de escribirle una carta que hiciera posible tener el regalo el o juguete soñado. Siempre nos preguntábamos cómo hacía el niño Jesús para contestar tantas cartas y entregar tantos regalos ¿Por qué a unos niños les trae regalos y a otros no? ¿Por qué a unos niños le trae regalos caros y a otros no les trae nada? Así pensábamos en la década del sesenta, cuando rondaba en nuestra arquitectura biológica los once años de edad. Recuerdo haber escrito muchas cartas con mi amigos, que dejábamos en el pesebre dos días antes del nacimiento del niño dios Llegado el día 24 de diciembre, nos bañábamos y con el tradicional estreno visitábamos a los vecinos, sin olvidar la visita al padrino, esperando lo que era obvio en estas costumbres y celebraciones, pero guardando con mucho celo la compostura y el respeto, es decir, esperando que llueva para todos o que San Juan “agache el dedo” y mire para abajo, como decía mi abuela María Antonia, cuando de pedir se trata, guardando el honor. Recuerdo que le escribí una carta al niño Jesús que si la memoria no me traiciona, decía así:
Señor niño Jesús: echeme la bendición. Quiero confesar que me estoy portando bien, estoy estudiando mucho para ser alguien en la vida, mis padres son muy pobres, pero son los padres más hermosos que un niño pueda tener, mi madre nos cuida como la gallina cobija a sus pollitos debajo de sus alas. A pesar de sus carencias siempre nos brindan la paz espiritual que hace de nuestra infancia una etapa inolvidable en nuestra vida de niño. Hoy te escribo una nueva carta para pedirte que me regales una bicicleta, unos patines, una patineta, un carrito eléctrico y unos caramelos, se que el año pasado no respondiste mi carta, sin embargo, en esta oportunidad se que me vas a premiar con uno de los regalos que en esta te pido. Llegado el diá 25 me levanté por la mañana revisando el pesebre, debajo de la cama, los zapatos, no pareció nada; le pregunte a mi mamá y me dijo revisa debajo de la almuada y ali apareció un regalo envuelto en papel de regalo contentivo de galletas y caramelos; aunque no llegó el regalo esperado, la alegría embargó mi ser de tal manera que aún recuerdo ese momento con agradecimiento, esperando para una próxima oportunidad.
Al tiempo supe porque el niño no me podía traer el regalo que tanto soñaba. Hoy pocos niños le escriben al niño Jesús porque sus padres han perdido la fe y los valores, ahora todo se resume en mercancía y no en el significado del encanto y la inocencia del ser niño; nos queda la esperanza de rescatar la verdadera esencia de la navidad como una costumbre de comunión y compartimiento. Los niños son la arcilla con la que se moldea el país que queremos. FELICIDADES A TODOS LOS NIÑOS DE VENEZUELA Y EN ESPECIAL A LOS NIÑOS ANDINOS.
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