sábado, 25 de marzo de 2017

LOS BANDIDOS Y EL TONTO RAMÓN

Ramón era un hombre rechoncho, de dentadura postiza con tres dientes de oro, sirvió de capataz a muchos dueños de hacienda, de ellos aprendió el arte de vivir en lugares peligrosos. Ramón era hijo de Toña Machetes, de ahí su inclinación por amolar machetes. Un día se mudó al pueblo de los  ” desbarrancados” llamado así, por la proliferación de todo tipo de vagabundos. En dicho pueblo habían unos bandidos que habían robado a todo el mundo, no se les escapaba ni el cura del pueblo, sin embargo, había un hombrecito al que nunca pudieron robar porque era ” tonto”. Un día se le acercó el jefe de los bandidos y le dijo: ! Ramón ! revisé la lista de todos los habitantes del pueblo y usted es el único que falta por robar. Ramón el ” tonto”,  que sólo tenía una casa, un burro y un panal de avispas ” mata perros ” se puso a pensar  cómo evitar que los ladrones llegaran a su vivienda a robar lo poco que tenía. Decidió  mudarse a un rancho abandonado en plena montaña, pero antes de  de huir dividió el panal de avispas y las distribuyó por partes  dentro de su casa, de modo que cada puerta y ventana quedara blindada, a la vez les dejó preparada una especie de sobremesa que daba la impresión de banquete. Al llegar los bandidos todos hambrientos, las avispas se alborotaron y la estampida de los forajidos no se hizo esperar. Los bandidos pasaron meses en curarse y sacarse los “aguijones” que laceraban sus rostros. El jefe quedó tuerto y los bandidos juraron matar al tonto Ramón, quién pernoctando en su nueva casa sintió la presencia de varios tigres que merodeaban  su casa con malas intensiones y antes de huir decidió ponerle su burro como cebo, guindandolo en lo alto del techo, de manera que los tigres pasaron varios días saltando sin poder  saciar su hambre con tan apetecible presa; frustados y agotados los tigres quedaron tendidos en profundo sueño. Al día siguiente, llegaron los bandidos, la sorpresa no pudo ser mayor, al no más entrar, se oían rugidos, gritos,plomo,machetes. En la sala sólo quedaron media docena de bandidos desgarrados y varios tigres muertos. El jefe de los bandidos ahora era tuerto y mocho, pero más sanguinario. El tonto Ramón regresó al rancho a bajar su burro, se hizo de la piel de tigre, las disecó y curtió, de modo que hizo un ” Petate” con dos esteras forradas con piel de tigre, hizo además cortinas para proteger puertas y ventanas ante el peligro inminente. Al acercarse de nuevo los obsesionados del mal, sintieron el olor a tigre por todas partes y el jefe de los bandidos exclamó para sus adentros: ! donde ronca tigre no hay burro con reumatismo! Y sobre Ramón dijo ” QUIÉN NO LO CONOZCA QUE LO COMPRE”

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