Cuenta Don Camilo que cuando ejerció como jefe civil en un pueblo de Trujillo, le sucedieron muchas historias propias de su cargo, pero la que les voy contar – decia- es para coger palco. Era una costumbre muy arraigada en los vecindarios tener mascotas, muchas veces para suplir la ausencia de una pareja, un familiar, un amigo o bien para disimular una soledad. En cualquier vivienda había loros, guacamayas, gallinas, pavos reales, pájaros, chivos, ovejos ,perros, cochinos. Pero en una vivienda de de amplio y extenso patio vivía Ramona, una típica mujer de barrio, de esas que no se le muere el niño en la barriga, vaqueana, tosca, altanera y con un lenguaje que rondaba entre lo grotesco y lo vulgar; la suso dicha dama no se paraba en artículos a la hora de decir lo que siente y, más aún – decía Don Camilo- cuando molestaban a su mono. Antes de continuar mi relato – decía Don Camilo – traigo a mi mente un pasaje de la novela ” El Amor en los tiempos del Cólera ” de nuestro recordado Gabriel García Marquez, donde su personaje ” El doctor Urbino” dibuja a aquellas personas que odian a lo animales pero lo disimulan de manera muy diplomática. Allí se decía que lo perros no eran fieles sino serviles, que lo gatos eran oportunístas y traidores, que los pavos reales eran heraldos de muerte, que las guacamayas no eran más que estorbos ornamentales, que los conejos fomentaban la codicia, que los micos (monos) contagiaban la fiebre de la lujuria y que lo gallos estaban malditos porque se se habían prestado par que a cristo lo negaran tres veces. Fue precisamente en el el año 1985 en que estas magistrales ocurrencias del “Gabo” me llevaron a recordar al famoso mono de Ramona. Ella tenía un mono “Capuchino” al que llamaba ” Chiquito” que permanecia encadenado por la cintura en un árbol de “Pumagasa”; era un mono que defendía su espacio lanzando orines ante la presencia de cualquier intruso. El mono era una atracción par propios y extraños, sobre todo para los estudiantes que al pasar por su casa molestaban al mono de Ramona. Un día por razones desconocidas se le escapó el mono a Ramona , ésta toda descompuesta sale de su vivienda por todo el barrio gritando ! agarrenme el mono! !agarrenme el mono! mientras que el mono disfrutaba u libertad de copo en copo. Todo se volvió una algarabía y un desorden público, ya que la fuga del mono coincidió con la salida de los estudiantes del liceo, éstos últimos, al tiempo que perseguían al mono, entonaban de manera sarcástica y burlona, expresiones que se dejaban caer ! allá va el mono de Ramona ! agarrénle el mono a Ramona ! Y el mono nada de dejarse agarrar. Esta novedad me llegó al despacho – decía Don Camilo – y ordené arrestar y traer a mi presencia al mono, a la dueña del mono y a los revoltosos;habida cuenta que estaban contraviniendo las reglas de la moral y las buenas costumbres. Cumplida la orden, excepto la captura del mono, procedo a interrogar a uno por uno, pero como son muchos los detenidos, acuerdan interrogar a Remigio Y Ramona a nombre de todos los involucrados. Don Camilo investido de autoridad pregunta a Remigio ¿Conoce usted al mono de Ramona? .si lo conozco. ¿Como se llama el mono de Ramona?. se llama ” CHiquito” ¿Sabe usted cual fue el muchacho que le agarró el mono a Ramona?. A lo que Remigio responde ¡comandante! nadie le ha agarrado el mono a Ramóna. ¿Que hace un mono en una cuerda de secar ropa?. Remigio se quedó pensando y nunca dió la respuesta. Tocado el turno a Ramona, ésta sin inmutarse responde¡comandante! lo que más´deseo en esta vida es que me agarren mi mono, sólo contestó la última pregunta, respondiendo: ¡ Comandante ! el mono hace lo mismo que usted: Monerias. No apareciendo el cuerpo del delito, los detenidos quedaron en libertad. Pero quedó pendiente la respuesta de las cuarenta mil lochas. ¿Que hace un mono en una cuerda ? que se la dejamos al criterio del acucioso lector de esta anécdota.
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