miércoles, 1 de febrero de 2017

CUENTO: CECOTTO Y LA PARCA

Si es cierto, que en nuestra alocada vida desde la niñéz ondean en nuestra mente las imágenes de un hospital, una iglesia y un cementerio, no sin embargo, tratamos de hacerlas indiferentes, como si la cosa no fuese con nosotros.Esto lo afirmaba mi amigo Miguel en su declive como practicante de los deportes extremos, que siempre lo mantenían entre los linderos de la Adrenalina y la dopamina. Esto lo afirmaba mi amigo Miguel, a quien lo llamaban cariñosamente "Cecotto" por las innumerables " Piruetas" que hacia en su destartalada moto, para llamar la atención de las chicas del barrio. Un día sábado, tocan a la puerta  de su casa para avisar que " Cecotto" había sufrido un accidente, siendo ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos por la gravedad de las lesiones. Su padre Ramón se dirige al nosocomio todo atribulado,  en el camino se le oyó comentar aquel adagio que dice: " Tanto va el cántaro al agua hasta que por fin se rompe". Miguel yacía inconsciente, con las extremidades con múltiples facturas. Los galenos pasaron  meses para recuperar y salvar su vida. Para Miguel la moto era su vida, su pirueta favorita era hacer el famoso " Caballito".su sueño era competir en un campeonato de ese deporte extremo, pero la vida le jugó una mala pesada.Hoy yace en una silla de ruedas como una ficha más del ejército de discapacitados como consecuencia del mal uso de los llamados caballitos de acero.Hoy no quiere saber nada del mundo de las motos. Cuenta Miguel, que estando moribundo soñó que iba haciendo piruetas a toda velocidad en una avenida y de pronto sintió que a su lado se apostó otra moto cuyo conductor era la " La Paraca" su imägen desnudaba una calavera o espectro envuelta en un traje negro y con capucha, portando una " Guadaña" formada por un mango largo y una cuchilla ancha y larga y puntiaguda. Llevaba una libreta de anotaciones y me gritó: DALE ESTUPIDO...DALE...! SEGUÍ JODIENDO QUE YA TE TENGO ANOTADO...! Creo - decia Cecotto - que me dieron una segunda oportunidad pero a costa de una ironía: " Piaste tarde pajarito"

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